jueves, 7 de agosto de 2008

EUGENE IONESCO (Rumanía, 1909-1994)

Autor teatral, máximo exponente del teatro del absurdo. Nacido en Slatina, Rumania, el 26 de noviembre de 1912, Ionesco pasó su infancia en París, aunque volvió a Rumania cuando contaba trece años. Aprendió francés en Bucarest, antes de regresar a París en 1938 para escribir. Sus obras teatrales describen la ridícula y fútil existencia humana en un universo totalmente impredecible, en el cual, debido a sus innatas limitaciones, las personas son incapaces de comunicarse unas con otras.

Su pesimismo forma parte de la base del teatro del absurdo, un movimiento teatral que se lamenta de la falta de sentido de la condición humana. A pesar de las serias intenciones de Ionesco, sus obras rezuman humor y son ricas en situaciones cómicas. Movimiento de vanguardia, especialmente al introducir las obras de un sólo acto, los autores del teatro del absurdo utilizan técnicas tales como el ambiente sofocante, el lenguaje sin sentido y las situaciones ilógicas para enfatizar la extrañeza y el aislamiento humanos.

La cantante calva (1948) es una sátira que exagera algunos aspectos de la vida cotidiana con el fin de demostrar la falta de sentido del personaje. Éstos forman un gran galimatías al hablar y se muestran incapaces de comunicarse unos con otros. Ionesco utiliza esta misma técnica recitativa en La lección (1950), en la cual, un profesor lunático asesina a sus alumnos. En esta obra toca el tema del miedo a la muerte, que formará parte inseparable de sus últimos trabajos. En Las sillas (1952) dos ancianos hablan con dos personajes inexistentes. Amadeo o cómo salir del paso (1953) trata de una pareja dentro de la cual los sentimientos que una vez tuvieron el uno hacia la otra, muertos ya, van produciendo un cadáver que crece amenazadoramente hasta que consigue rodearlos a ambos.

El nuevo inquilino (1956) se centra en un personaje confinado en el espacio de un sillón. En El rinoceronte (1959), la obra quizá más conocida de Ionesco, los habitantes de una pequeña ciudad se transforman en rinocerontes. El personaje principal, prototipo del hombre normal al comienzo de la obra, va siendo apartado de la vida de la pequeña sociedad de su ciudad a medida que lucha contra el conformismo de sus habitantes. La sed y el hambre (1964), retrata a un hombre que, hastiado por un estable matrimonio, busca satisfacción por doquier, aunque sin éxito alguno. Entre las demás obras de Ionesco hay que citar El rey se muere (1962) y Macbeth. Ionesco fue nombrado miembro de la Academia Francesa en 1970. Escribió asimismo textos acerca del teatro, memorias, y la novela El solitario (1974).

DELIRIO A DÚO PARA BÚSQUEDA TEATRO


Son el caracol y la tortuga el mismo animal? En esta fundamental, pero patética pregunta, se centra la cotidianidad de una pareja durante diecisiete años encerrados en una habitación, mientras en el exterior, se desarrolla un conflicto bélico. Y con esta pregunta también quisimos internarnos en la incomunicación humana. Dos personajes discuten frívolamente sobre semejanzas y diferencias entre un caracol y una tortuga, sin ninguno de los dos prestar atención a los argumentos del otro, solo buscando los elementos que le permitan demostrar quién tiene la razón, dejando de lado la guerra que se ciernes sobre ellos en el exterior, y que al final, también invade su intimidad, pero pasándoles como si nada, pues al final siempre prevalece su lucha interna.

Con esta fabula del dramaturgo rumano Eugene Ionesco, encuadrada en lo que se denomina teatro absurdo, quisimos explorar la compleja vida social de una comunidad que ha vivido durante más de doscientos años en una, al parecer, interminable guerra. Las analogías entre la discusión estéril de la pareja y el transcurrir histórico de nuestro país se ven claramente plasmadas, es así como a pesar que suceden cambios en el exterior, el país sigue en la misma tónica de autodestrucción, así mismo, a pesar de que la pareja esta sumida en medio de un conflicto bélico que se sucede alrededor, y que se nota en la interacción de lo externo y lo interno, al finalizar éste, la pareja continua con su ya conocida y trillada, discusión.

Los elementos escenográficos nos llevan a un lugar que puede ser cualquiera, pero con claras muestras, de que a pesar de que esta obra fue escrita en 1962 y en Francia, ese lugar cualquiera puede ser este teatro, esta ciudad, este país. Todo el tiempo entran a escena elementos que nos recuerdan el momento histórico y espacial que nos toco vivir, que esa guerra que se libra, tanto interna, como externamente en el escenario, es la misma guerra que vivimos a diario en nuestra casa, en nuestro barrio, en nuestro cotidiano vivir, y por supuesto en nuestro país, que en tantos años no acaba porque, nunca aceptamos, escuchamos ni entendemos las razones del otro.

Con este trabajo Búsqueda Teatro Estudio intenta plasmar una propuesta estética, que lleve al espectador(a) a reflexionar sobre el otro, sobre el conflicto absurdo que día a día lo o la consume, así el o ella, no se percate de este hecho, o solo lo mire como algo no tan cercano.

martes, 12 de febrero de 2008

NUESTRO CUSTODIO DEL LATÍN

El "Magister" Avendaño, 70 años de edad, 46 como catedràtico
Por Carlos Blanco Botero
Docente de Comunicación Social y Periodismo

El pasado 16 de octubre, en el marco del Festival Nacional de Teatro Universitario, Ascun 50 años, Alfredo Avendaño recibió un reconocimiento especial por: "Una vida dedicada al teatro universitario, a su liderago, a su amor por la magia de la escena y la literatura, impartiendo sus enseñanzas y experiencias a las nuevas generaciones para su formación integral".
A mediado de los años sesenta se presento ante el procurador provincial del municipio de El Banco, Magdalena, para responder pro su presunta promoción y difusión del comunismo, al interior del Colegio Nacional Mixto de esa población ribereña, donde se desempeñaba como profesor de literatura y español.

El interrogatorio fue largo, claro y contundente. A cada pregunta, y sin acudiente alguno, el profesor Alfredo Augusto Avendaño Pantoja respondió con los textos precisos de las encíclicas Rerum Novarum, Cuadragesimo Anno, Pacem Interris y Populorum Progressio y otros preceptos y postulados de la doctrina social de la iglesia, que si bien en Europa eran de fácil aplicación, en Latinoamérica sonaban como comunista, pero en el fondo lo único que reclamaban y reclaman es justicia social para las clases mas necesitadas de este lado del mundo.

Ante la contundencia de su propia defensa, al procurador no le quedo otra alternativa que archivar el caso y aceptar su desconocimiento sobre la posición social de la iglesia, como la desconocen miles de curas, asegura el “Magíster” Avendaño.

No era la primera vez que se imputaban tales señalamientos. En Tamalameque, un año antes, el sacerdote y amigo Jorge González Quintana, quien lo había invitado allí a dictar catequesis en comunidades deprimidas, le solicitó abandonar el pueblo, pues lo rumores sobre sus tendencias izquierditas crecían día tras día.

Su paso por Tamalameque fue determinante. Allí se reencontró con la vida civil, participó en política partidista y probó la docencia; tras 12 años como seminarista, apostolado que no logró consolidar como sacerdote, pues su ferviente admiración por las corrientes de la Teología de la Liberación que profesaban en Brasil el clérigo Hélder Cámara, en Perú el sacerdote Leonardo Boff, y en Colombia el cura Camilo Torres; se convirtieron en obstáculos para su ordenación.

La salida del seminario lo dejó en una gran confusión, y fue el párroco de Tamalameque quien le tendió una mano para que fuese allí a reflexionar y pacificar su espíritu. Las madrugadas lo sorprendían desvelado, y si bien nunca se encontró con la “llorona loca”, es consciente de que los mitos y leyendas que recorren las poblaciones del río Grande de la Magdalena se gestaron en esas noches calurosas que obligan a los pobladores a la tertulia callejera, creando personajes mitológicos, que hoy forman parte de nuestra rica tradición oral.


El educador

En el colegio de El Banco, a los estudiantes se les inculcaba el gusto por la literatura clásica y los idiomas. En ese plantel, Avendaño comenzó su participación en el teatro, unas veces como actor, otras como director, al igual que lo hace hoy, y desde hace 17 años, con el grupo de teatro del Universidad del Magdalena.

Pero el día de partir a buscar nuevos rumbos llegó, y en el mismo puerto se embarcó rumbo a Barranquilla, junto con su esposa Dionisia Alvarado, sus dos hijos mayores, Ángel Ricardo y Claudia Carolina, y unas enormes cajas de libros, entre los cuales se destacaban las lecturas clásicas en latín de Virgilio, Horacio, Tito Livio y Terencio, que aun lo acompañan.

Los dos años siguientes debió madrugar para viajar entre la “Arenosa” y Ciénaga, y así, dictar cátedra en el Instituto San Juan del Córdoba, hasta que un accidente de carretera, en el que hubo varios muertos, le afectó la vista, obligándolo a permanecer un tiempo en reposo, el cual concluyó, con la invitación del Colegio San Luís Beltrán de Santa Marta, para que se vinculara como docente en el área de Literatura y Español. Allí permaneció durante 19 años.

De manera paralela, pero en el horario de la tarde, entre 1983 y 1995 se desempeño como docente, hasta su jubilación, en el Colegio Oficial Distrital, un plantel de corte experimental por la condición y el comportamiento de los estudiantes.

Humanismo y Latín

Una vez concluida la primaria en su natal Guamal, Cáspulo Avendaño Martínez, su padre, consiguió internarlo en la Escuela Apostólica de Piedecuesta, Santander, bajo la tutela de los jesuitas, con quienes prosiguió su formación, en el Seminario Conciliar de Barrancabermeja, para posteriormente consolidar sus conocimientos en el Seminario Interdiocesano de Pamplona, Norte de Santander.

En su vida como seminarista las clases en latín se convirtieron en un ejercicio diario, a través de esta lengua estudió filosofía, teología y derecho canónico. Con sus compañeros de generación, de manera inadvertida hablaban y escribían en latín, alternándolo con el castellano. También incursionó en el griego.

Sus estudios religiosos y humanísticos continuaron en el Colegio Aloysiano en Bogotá, adjunto a la Universidad Javeriana. Luego se trasladó al Seminario Mayor de Santa Marta. Aquí cursó filosofía y teología.

Ante su rebeldía intelectual, poco importo que sus calificaciones fueran excelentes, y su rendimiento filosófico y teológico el mejor; sencillamente no recibió los avales de la Iglesia para promocionarlo en ninguna de las órdenes, de ahí que el único camino a seguir fue la incursión en la vida civil. ¡Tamalameque lo recibió!

“Ubi amatur non laboratur”

Lo que se ama no es trabajo, es un goce (uni amatur non laboratur). Con esta frase el “Magíster” Avendaño resume su actual actividad como docente de Latín en Derecho desde hace ocho años y Lecturas Selectas en Comunicación Social y Periodismo en nuestra universidad, donde además es el director del departamento de Gramática de la institución.

Para él, ir diariamente a la Sergio, entrar en contacto con sus estudiantes, compartir sus conocimientos, es un total goce. El “Magíster” como le dicen cariñosamente sus estudiantes, manifiesta que él ya esta en un momento de la vida donde no mira el reloj, ya no hay afanes. Dispone de todo el tiempo para que los jóvenes lo demanden, no por esto deja de ser exigente y riguroso, como es el latín mismo, y la vivencia del espíritu clásico por la perfección.
Tomado de la Revista Inay, de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo, Universidad Sergio Arboleda - Santa Marta.